jueves, 9 de julio de 2009

En Australia la gente le ha dicho NO a el negocio del agua empotellada.

La localidad de Bundanoon, Australia, logra prohibir la venta de agua embotellada, tras haber votado mayoritariamente a mano alzada, a favor de la iniciativa durante una asamblea de los ciudadanos en la plaza municipal.


  • Los comerciantes de esta pequeña comunidad promovieron la prohibición

  • Se combate la fuerte producción de gases nocivos asociada con el embotellado

  • Toronto: primera en prohibir la venta de botellas de agua en los departamentos

Los comerciantes de esta pequeña comunidad, en Nueva Gales del Sur, promovieron esta campaña, renunciando a los beneficios por las ventas, para combatir la fuerte producción de gases nocivos asociada con el embotellado y el transporte.

Sin embargo, los bares de la ciudad no podrán obligar los turistas a respetar la prohibición, pero les animarán a llenar un contenedor reutilizable de la fuente de agua en la calle principal. Las botellas reutilizables llevarán el lema 'Bundy on Tap' (Rellena en el Grifo).

Bundanoon con esta decisión se ha convertido en un caso ejemplar y tuvo el efecto de impresionar hasta el gobierno del estado de Nueva Gales del Sur, con capital en Sydney. El presidente, Nathan Rees ordenó a los departamentos y agencias estatales no comprar más agua en botella, contándose con el agua de la canilla.

¿Por qué pagar por algo que se puede tener gratis?

El caso australiano no está aislado: también en Canadá se apoyaron campañas similares, aunque todavía no llegaron a bloquear la venta de botellas de plastico.

Toronto fue la primera ciudad en prohibir la venta de botellas de agua en los departamentos gubernamentales en el 2008. Tras esto, 21 entre universidades e institutos de la región de Ontario participaron al proyecto.

Como en el caso de Bundanoon, Toronto sirvió de ejemplo para convencer la entera Federación de los Municipios de Canadá (FCM) a proponer esta campaña a todos los ciudadanos del estado canadiense.

El presidente de la FCM, Jean Perrault, subrayo que esta no es una prohibición autoritaria, sino un intento de educar la gente a consumar el agua del grifo, en el respecto del medioambiente.

"Comprar una botella de agua cuesta casi dos dolares y cincuenta. ¿El coste para producir el agua en la ciudad? Puedo rellenaros 6000 botellas con agua de grifo por el mismo precio", declaró Perrault.

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